¨UN ANTES Y UN DESPUÉS

¨UN ANTES Y UN DESPUÉS

Hoy DIOS nos regala, por su gracia, una nueva oportunidad para entrar en sus corazones y poderles así entregar, un nuevo fragmento de este mensaje, que les permitirá trabajar en sus vidas y en sus hogares.

Sé que APRENDER A SER PADRES es un tema muy profundo, que implica un trabajo en muchos aspectos de la vida. Sin embargo, estoy convencida que cada enseñanza que les comparto en cada artículo, y que ustedes atesoran en sus corazones, se convertirá en esa semillita que aportará para que ustedes logren ser el esposo, la esposa, el papá y la mamá mejores del mundo para sus hijos. ¡GRACIAS DIOS!

El día de hoy quiero que hablemos un poco, sobre esos momentos tan cruciales, que hemos vivido todos, en donde se dividió nuestra vida en un antes y en un después. Han sido esos momentos, que cuando amaneció, comenzamos a vivir una realidad totalmente diferente a la que veníamos viviendo.

Esos momentos, pudieran llegarnos por libre elección, o sea por mi decisión personal. Sin embargo, pudieran llegar también, inesperadamente, sin estar bajo mi control. Pensando en esto, sé que estarás de acuerdo conmigo, que cuando nos sentamos a mirar nuestra vida, podemos determinar esos eventos específicos que dividieron en un antes y un después, nuestra existencia y le dieron un giro totalmente diferente a tu vida.

Esos eventos pudieron haber sido positivos o inclusive negativos, pero sé que, al analizarlos detenidamente con todas sus consecuencias, tú puedes decir a ciencia cierta: ¡Qué bueno que esto sucedió! ¡Fue maravilloso que me hubiera sucedido esto! O decir: fue una bendición esta o aquella opción que tomé. ¡Puedes inclusive dar gracias por ese evento!

Normalmente, cuando somos nosotros quienes tomamos la decisión de vivir esos momentos, afrontamos el evento o el cambio, con una alegre expectativa, pues confiamos que este cambio que se dará, será para nuestro bien, para nuestro crecimiento, para nuestra felicidad.

Vámonos a ejemplos específicos sobre el tema.

Algunos momentos cruciales en nuestra vida, vividos a partir de la propia decisión, pudieran ser, por ejemplo, cuando decidimos cambiar de ciudad o de país, para vivir o trabajar. Otro momento de estos pudiera ser, cuando decidimos escoger una profesión o una carrera, cuando nos casamos, o cuando salimos de la casa de nuestros padres; también cuando tenemos nuestro primer hijo. Inclusive, cuando dejamos de estudiar y comenzamos a trabajar, o cuando cambiamos de trabajo. Estos son todos eventos, sucedidos en nuestra vida, a partir de nuestra propia decisión.

Hacemos estos cambios, buscando nuestro propio bien y nuestra felicidad.

Otros eventos, pudieran ser, esos sucesos que trae la vida, sucesos que nosotros no buscamos, ni estábamos esperando y sucedieron de un momento a otro. Eventos tales como la muerte del conyugue, quedarse sin trabajo de un momento a otro, una quiebra económica, un accidente, una enfermedad, una catástrofe natural, entre otras cosas.

Para estos eventos, normalmente hay más resistencia. A todos nos da más dificultad, retomar la vida a partir de ahí, y emprender un nuevo camino. Pero depende de tu fe, tu resiliencia y tu capacidad de adaptación, la forma como enfrentarás ese nuevo camino.

Yo he vivido varios eventos de los que les estoy hablando; unos por mi propia opción y decisión, pero otros llegaron a mi vida sin esperarlos, llegaron de sorpresa. Por mi propia decisión me casé, por la decisión de mi esposo y mía llegó nuestra primera hija, por la decisión de los dos nos trasladamos de Colombia a los Estados Unidos a vivir con toda la familia, por la decisión de nosotros, nos trasladamos a vivir a Puerto Rico.

Sin embargo, puedo contarles que ha habido tres eventos en mi vida, que me marcaron; uno de ellos, marcando mi vida con la mayor trascendencia, y literalmente cambiando la ruta de mi caminar, en un sentido opuesto al que estaba viviendo. Este evento dividió en un antes y un después mi vida. Este evento fue vivido por mi propia decisión. Los otros dos eventos, también determinaron cosas importantes en mi caminar.

Quiero compartirles hoy de esas experiencias: Comencemos con las segundas dos que les hablé:

Una de ellas fue la muerte de mi hermano mayor. Yo vengo de una familia de cinco hijos (conmigo), mi papá y mi mamá. Fuimos 4 mujeres y un hombre mayor. Por gracia de DIOS, el hogar que mis padres conformaron fue espectacular. Mi papá y mi mamá fueron siempre padres amorosos y presentes, vivieron unidos como novios por 37 años, hasta que mi papá murió. Sin embargo, mi hermano murió en un accidente de auto, cuando tenía 27 años. Mi papá estaba aún vivo.

Yo puedo decir que esa muerte, partió en dos y cambió para bien, el vínculo entre nosotras las hermanas y el vínculo con nuestros padres. Es que, al morir mi hermano, puedo decir que se fortaleció y se afianzó tan fuerte el vínculo entre nosotros, que se robusteció. Hoy día nosotros somos las mejores amigas, incluyendo a mi mamá.

Mi esposo tiene un dicho que nos hace reír a todos. Él dice: es que “las Orteguitas” son como un costal de pollos, que cuando le pasa algo a alguna, todas chillan. Es que el dolor de una, es el dolor de todas, la necesidad de una es la necesidad de todas, la felicidad de una, es la felicidad de todas. Todas reímos juntas y todas lloramos juntas. El pan de una es el pan de todas. ¡Aun estando todas casadas y con sus familias!

Cuando todas nos casamos, mi papá aún vivía. Entonces ellos vivían en su casa juntos y todas veíamos por ellos para su sustento. A partir del momento que mi papá murió, mi mamá comenzó a vivir por temporadas en la casa de alguna de nosotras, turnándose y entre todas, velamos por su sustento hasta el día de hoy.

El otro evento que les mencioné, fue el huracán María que azotó la Isla de Puerto Rico en el año 2017. Para este tiempo, mi esposo y yo vivíamos allá. Trabajábamos juntos en el Ministerio, con las madres y los padres criando solos de la Isla, dando cursos y capacitando a los padres, buscando su restauración. También preparaba para el parto a padres embarazados, dándoles cursos.

Días antes del huracán, recuerdo estar al frente de mi closet, y sentir en mi corazón que el SEÑOR me preguntó: Lina, ¿con qué cosas tu podrías vivir, de lo que hay en este closet? Yo le dije: SEÑOR, yo he aprendido a vivir con muy poco. Yo viviría con lo que cupiera en esa maletica. (Y le mostré mi maleta, que es de mediano tamaño).
Unos días más tarde, mi esposo decidió viajar a Colombia y yo viajé con mi hija a un curso, a la Florida. ¡Ya se imaginan ustedes que empaque! Exactamente, empaqué lo que cupo en mi maletica. ¡Empaqué lo que necesitaba!

Y mientras estábamos en el viaje, ocurrió el huracán. Con este huracán, nos quedamos literalmente solo con lo que tenía en esa maleta, por dos años.

Nuestro apartamento que quedaba en un piso 12, fue golpeado fuertemente por el huracán, todo se inundó y no pudimos volver sino hasta seis meses después, a rescatar lo poco bueno que quedó.

Este evento, cambió de una forma drástica nuestras vidas y nuestro Ministerio.

DIOS siempre ha sido fiel. Nunca nos ha dejado. Siempre ha estado con nosotros, supliendo nuestra necesidad, aún en estos momentos tan difíciles. Este fue un evento en nuestra vida, que nosotros no escogimos, ni optamos por él, pero DIOS lo permitió para nuestro bien, para nuestro crecimiento.

Te pregunto: ¿Qué eventos has tenido tú, que hayan cambiado el rumbo de tu vida? Quiero que mires hacia tu pasado y pienses en estos eventos. ¿Puedes determinar esos eventos en tu vida?

Bueno, ahora quiero compartir contigo el testimonio de ese primer evento que les hablé.

Te invito a terminar este artículo, escuchando nuestro Podcast que ya se encuentra disponible en las plataformas digitales y en Youtube. Encuéntralo en Vientre Seguro, con en el episodio: “UN ANTES Y UN DESPUES”

¡No te lo pierdas!

Lina María Ortega Ch.
Autora de la Guía de preparación para el parto: “Vientre Seguro”, Nacimientos que transforman
Educadora Preescolar, Educadora Perinatal y Doula de Parto y Posparto
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